Estoy en este cuarto oscuro, mientras el tibio mundo avanza y no me doy cuenta...
las parejas se aman, los niños juegan, los religiosos imploran y yo estoy en esta pieza casi glacial sin saber quien soy o porqué te extraño tanto.
Quizás te extraño porque estando tan cerca no te veo, porque estando a mi lado no puedo
encontrarte, te extraño tanto porque entre tu y yo cada mañana se levanta un muro inmenso de horas y rutina, ocupaciones y caprichos.
En este fúnebre lugar, en estas frías paredes debo admitir que no estoy sola, puedo escuchar sus voces ellos ya ríen, ya no sientes este frío y han llegado a amarse entre si. Y yo forastera al fin entre mis compañeros fantasmas, que irrumpen en mi vida 8 horas al día, miro con embeleso por ese cristal esperando verte pasar por casualidad o por la suerte en la que no crees y le des sentido a mi absurda presencia en este lugar que no es para mi.
Y a una pared de distancia de este infierno frió esta la luz que iluminaria cada noche; a una pared
de apariencia indestructible esta la calidez con la que sueño, a una pared solamente estas tu y no
me salvas.
A una pared de un beso.
A una delgada pared de un roce.
A una pared de este infierno frió estas tu que no me salvas.